Los chicos y el sueño de ser jugador fútbol
En
un programa que se emite por el canal Fox Sports, el ‘cabezón’ Ruggeri hace un
comentario sobre la situación económica de los campeones del mundo de 1986.
Según él, es inadmisible que a 10 jugadores de ese plantel no les alcance la plata
para llegar a fin de mes.
Por
coronarse campeones en el Mundial de 1986, Diego Maradona y compañía recibieron
un premio de 35.000 dólares cada uno, cifra irrisoria para los números que se
manejan por estos días. ¿Tendría la AFA que pagar a los protagonistas de esa
conquista un subsidio de por vida? Algo
parecido es lo que sugiere Ruggeri. ¿Pero el ex jugador de fútbol merece algo
más que un jubilado de otra profesión?
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Los
clubes de fútbol, grandes, chicos, o de barrio, están abarrotados de chicos que
sueñan con ser jugadores profesionales. Llegan cargados de ilusiones, se visten
como los de la tele, se cortan el pelo como ellos o se tatúan. Están
convencidos de que van a jugar al fútbol y ganarán mucho dinero. Claro, esas
cabecitas están alimentadas, en muchos casos, por los padres que anhelan lo
mismo. Ellos fomentan esos sueños, los apoyan, los felicitan, pero también los
retan, les exigen y los presionan.
Esto
se ve cada fin de semana en los torneos de clubes, donde chicos, familiares,
representantes, hinchas, generan un clima enrarecido, tenso y a veces, hostil.
Los partidos transcurren con pierna fuerte, gritos, insultos y de vez en cuando
alguna finta.
Sin
embargo, la realidad indica que los jugadores profesionales que ganan millones
de dólares, ostentan mansiones y coches lujosos, son un número minúsculo dentro
del 1% de los que llegan a ser profesionales. Y son escasos los que podrán vivir toda la vida de lo que ahorraron jugando al fútbol.
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El
conductor del programa, el ‘pollo’ Vignolo, le pregunta a Ruggeri si no
deberían preparar los clubes a los chicos para cuando dejen el fútbol. Enseñarles
a que deben invertir el dinero y que la vida del jugador es corta. Por suerte,
un instante más tarde, a Ruggeri se le ocurrió decir: “hay que estudiar”. Y de
eso se trata…
El
padecer de algunos jugadores campeones del mundo no es culpa de nadie, sino de
lo que han sembrado más allá del fútbol. Por eso debemos concientizar a los
chicos que el deporte es muy importante, pero no se puede prescindir de la
educación. Antes de cualquier cosa, debemos formarnos como personas. El fútbol
será una posibilidad, pero si no se concreta o se acaba pronto, la persona
estará capacitada para afrontar la vida con otras herramientas.
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