La Selección y el cambio de estadio, un absurdo dirigencial
River le propinó una goleada histórica a Jorge Wilstermann
en el Estadio Monumental por los cuartos de final de la Copa Libertadores. El
aliento de sus hinchas fue decisivo para la motivación de los jugadores que
respondieron con un categórico 8 a 0.
¿Qué hubiera pasado si los de Gallardo no convertían un
gol antes de los primeros 45 minutos, debiendo anotar mínimamente 3 goles para
acceder a una definición por penales? Seguramente el fervor o ese clima de
esperanza, hubiera mutado a nerviosismo, presión y apuro. Pensando en el
partido decisivo que tiene la Selección Argentina frente a Perú el 5 de octubre
por las eliminatorias, esto demuestra que la importancia del estadio para este
tipo de definiciones es una nimiedad.
El Presidente de la AFA, Claudio Tapia, escuchó el pedido
de algunos dirigentes y también de ciertos hinchas y mudó a la Bombonera el
partido frente a Perú. Sin embargo, está a la vista, en cualquier cancha el
público argentino se comporta de la misma manera. Ningún estadio es más frio que
otro, el equipo es el que contagia desde adentro del campo.
Lo más conveniente para la Selección Argentina sería
jugar a puertas cerradas, sin público, pero no es viable. Con ese entorno, sin
presiones, seguramente vencería ampliamente a Perú. Creer que mudarse a la
Bombonera es una ventaja, sólo le cabe a dirigentes incompetentes para la
función que les toca.
El mejor escenario es el que asegura mayor cantidad de asistentes, siempre que
sea confortable y con buenos servicios. Una decisión poco profesional y carente
de seriedad para una Selección de fútbol que pretende ser una de las mejores
del mundo.
No hay comentarios.: